Es uno de los mejores dulzaineros de Castilla y León, y ha convertido una pasión en su profesión. Si fuera futbolista parte del oro del Perú sería para él, pero para nuestra suerte y deleite eligió la dulzaina como fiel compañera. Coordina en Macotera a un grupo de paisanos que a través de las notas, se arraigan un poco más con su tierra. Los papelitos de colores le cayeron en los pies, tiene algo innato, un talento, un don, se podría definir de muchas formas, pero los antiguos del lugar lo llaman arte. Se llama Victor y allí dónde va él y los suyos promocionan la marca y los valores de Macotera. Cuentan que del ojal de su camisa aún no cuelga ninguna encina de oro.
